domingo, 13 de octubre de 2013

Un vestido y un temor


Hoy, arreglando la ropa, me paré delante de un vestido que tengo precioso. Es de tirantes y largo hasta los pies, de punto, de colores y ceñido, seguro me vuelve a quedar bien, pero me cuesta un montón ponérmelo… me da vergüenza. Quién me lo regaló me insistía cada vez, hay que decir que a mí el vestido me encanta... me enamoró en cuanto lo vi. Veo mucha ropa que me gusta y que no me compro porque sé que no soy capaz de ponerme, no por no desentonar, si no porque se me vea demasiado.

Me da vergüenza mostrarme, destacar, presumir de mi, o parecer que es eso lo que quiero (y, sin embargo, parece que no deje de intentarlo)… no lo sé… creo que lo de la charla tiene mucho que ver con ello.

:) me hago la pregunta de un amigo… A qué tienes miedo? Y no lo sé responder… me pareció increíble que la chica de Ibiza no pudiera hacerlo y yo tampoco puedo…

Igual si… igual tengo miedo a que cuando esté presumiendo de mí, alguien venga y me baje de golpe. Da miedo que me miren, porque entonces te observan y se ven todos los fallos y al tiempo quiero que lo hagan, para que no los encuentren –tal vez así me crea que no existen, o que no son fallos qué sé yo, o que no importan...-.  ¿Te das cuenta? después del miedo sale lo que quieres, sin pensarlo, está claro que van naturalmente unidas...

Me pregunto porqué esa exigencia conmigo misma, esa resistencia a la crítica ajena que me lleva a criticarme tanto a mi ... quizá me creo mejor que los demás, o aspiro serlo... :) algo nuevo a criticar, claro. (esas sonrisas a veces pueden confundir, algunas son amargas, otras tristes, que le voy a hacer, me gusta sonreír siempre... -a veces sonreír significa darse cuenta de la propia ridiculez, lo que no deja de ser triste o amargo).



Ya ando pensándome otra vez...

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